
La temperatura de Planck, también conocida como el 'calor absoluto', es de alrededor de 142 quintillones Kelvin (K) o 1,42·10^32 grados Celsius. Esta temperatura marca el límite máximo de energía térmica que puede ser transferida, más allá de la cual las leyes de la física conocidas dejan de operar. La ciencia ha logrado alcanzar temperaturas de más de 5 billones Kelvin en experimentos, pero la temperatura de Planck queda muy lejos de lo que podemos observar o recrear en un laboratorio. El Big Bang es un ejemplo de un contexto en el que se alcanzaron temperaturas extremas, pero las leyes de la física no son aplicables en ese caso.