
Un fósil de Kryoryctes cadburyi, hallado en Australia en 1993, revela que los equidnas descienden de un ancestro semiacuático, desafiando teorías evolutivas previas. El estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, sugiere que los equidnas y los ornitorrincos evolucionaron a partir de un antepasado semiacuático, y que los equidnas retomaron a la tierra en un evento evolutivo raro. La transición de la tierra al agua es común, pero el camino inverso es prácticamente inédito. El hallazgo convierte a los equidnas en una excepción notable, planteando nuevas preguntas sobre la plasticidad evolutiva de los monotremas. Los científicos planean continuar investigando la historia evolutiva de los monotremas utilizando técnicas no destructivas.