
En España, a pesar de la legislación que garantiza la educación inclusiva, miles de niños con trastornos como TDAH o TEA siguen quedando fuera de la escuela. La falta de formación del profesorado y la escasa aplicación de adaptaciones curriculares son algunos de los problemas. Al menos el 12% de los alumnos con autismo han sufrido acoso escolar, y las expulsiones por conductas relacionadas con trastornos del neurodesarrollo siguen siendo habituales. La inclusión no puede seguir siendo una aspiración teórica, es una responsabilidad ineludible del Estado.