
Durante el Tercer Reich, Adolf Hitler tenía un grupo de mujeres, conocidas como catadoras, que probaban su comida para prevenir envenenamiento. Eran 12 a 15 mujeres jóvenes que comían antes que él, esperando 45 minutos para ver si mostraban síntomas. Margot Wölk, una de ellas, compartió su testimonio a los 95 años. Fue llevada por la fuerza a la región de Prusia Oriental y obligada a probar comida vegetariana. Si no mostraban síntomas, la comida se consideraba segura. Las catadoras vivían aisladas y no podían rechazar su cometido. Wölk fue agredida sexualmente por soldados del Ejército Rojo hacia el final de la guerra. Su historia inspiró la novela 'En la mesa del lobo' de Rosella Postorino y una adaptación cinematográfica de Silvio Soldini.