
El científico de Harvard, Arthur C. Brooks, afirma que la felicidad se logra al concentrarse en lo que se puede cambiar y rendirse ante lo que no. La vida es una danza entre la voluntad firme y la rendición consciente. Brooks cita el ejemplo de los incendios forestales en Los Ángeles, donde después de hacer todo lo posible, hay que entregarse a la incertidumbre del desenlace. También menciona que en la crianza de los hijos, lo que está en nuestras manos es el ejemplo que damos. El sufrimiento es inevitable, pero ayudar a otros puede ser una fuente de sentido y consuelo. La felicidad no es un estado que se alcanza por fuerza de voluntad, sino una sabiduría vital: saber dónde poner el esfuerzo y cuándo soltar el timón.