
El nombre que llevamos puede influir en cómo los demás nos ven y en las oportunidades que se nos presentan. Un estudio publicado en Psychological Science encontró que los nombres que suenan más agradables o familiares generan una percepción positiva instantánea. La Universidad de Oldenburg en Alemania indicó que nombres tradicionales como Alejandro o Isabel evocan seriedad y confiabilidad. Un experimento de la Universidad de Chicago mostró que candidatos con nombres anglosajones comunes recibieron un 50% más de llamadas para entrevistas que aquellos con nombres considerados étnicos o inusuales. La teoría de la profecía autocumplida señala que comentarios positivos o negativos asociados a un nombre pueden influir en la autoestima y el desempeño de una persona.