
La arquitectura hostil se refiere a diseños urbanos que buscan controlar el comportamiento de las personas en el espacio público, especialmente para evitar que personas sin hogar utilicen estos espacios. Se originó en 1996 y se caracteriza por elementos como bancos individuales, suelos mojados, cemento, pinchos y bolardos. En España, hay 37.000 personas sin hogar y esta arquitectura busca expulsarlas de los espacios públicos. Los defensores argumentan que refuerza la seguridad y reduce el crimen, pero los críticos afirman que convierte la ciudad en una herramienta de exclusión social y criminaliza la pobreza.