
Los delincuentes utilizan técnicas de microsegmentación y publicidad digital hipersegmentada para seleccionar víctimas ideales, aprovechando la venta de datos personales que pueden costar decenas de miles de euros. La Guardia Civil afirma que no hay víctimas atípicas, sino típicas, como ancianos con ahorros o personas emocionalmente vulnerables. Los estafadores pueden llegar a sus víctimas con precisión quirúrgica a través de plataformas como Facebook o LinkedIn, y los precios de los datos de víctimas potenciales varían según el país, como 1.250 euros en Suecia. La sofisticación de estas estafas ha aumentado en los últimos cinco años, con casos de víctimas que han perdido hasta 300.000 euros.