
La paradoja de la elección, formulada por el psicólogo Barry Schwartz, establece que tener más opciones no siempre conduce a mejores decisiones, sino que puede generar duda, ansiedad y frustración. Esto se debe a que el cerebro humano tiene un límite para gestionar alternativas, y cuando se supera ese umbral, comienzan a surgir problemas. Un ejemplo clásico es el asno de Buridán, que muere de hambre por no decidirse entre dos montones de comida. La paradoja de la elección puede tener efectos paralizantes en nuestras decisiones, y se estima que afecta más de lo que parece. Para sortear esta paradoja, se pueden adoptar estrategias como reducir intencionadamente el número de opciones, automatizar pequeñas decisiones diarias y dejar de preguntarse constantemente si se podría haber elegido mejor. La satisfacción no nace de encontrar lo ideal, sino de aprender a valorar lo que se tiene.