
Donald Trump ha estado en la Casa Blanca durante 100 días, implementando políticas que benefician a las grandes compañías fósiles y tecnológicas. La retirada del Acuerdo de París y el aumento de la producción de combustibles fósiles son algunos ejemplos. La guerra comercial y la agenda dictada por las élites más reaccionarias son parte de su modus operandi. La respuesta a esto es avanzar en una transición ecológica más democrática, reducir la dependencia de combustibles fósiles y fortalecer la resiliencia climática y ambiental. Según un estudio de Greenpeace, el 86% de las subvenciones en el sector agrario, transporte y consumo energético en 2024 eran tóxicas. Una inversión responsable de estos recursos podría duplicar la acción climática y mejorar las condiciones de vida en el medio rural. La ciudadanía europea necesita soluciones que incluyan a todas las personas, y el mundo pide un liderazgo democrático alternativo basado en derechos y cooperación.