
Durante la Guerra Fría, la Unión Soviética desarrolló un dispositivo de escucha llamado 'La Cosa', que consistía en un micrófono pasivo oculto en un escudo de madera. Este dispositivo fue capaz de transmitir conversaciones confidenciales desde la embajada estadounidense en Moscú durante casi siete años. La CIA descubrió el dispositivo en 1952 y lo analizo en profundidad. También se experimentó con insectos modificados y aves adiestradas para labores de vigilancia, como el proyecto Acoustic Kitty. La tecnología de espionaje ha evolucionado imitando estrategias del mundo animal para captar información sin ser visto ni oído.