
Corea del Norte y Corea del Sur mantienen una guerra de información, con Corea del Sur reactivando altavoces propagandísticos y Corea del Norte respondiendo con himnos militares. Activistas envían USB con contenido prohibido, como dramas coreanos y tutoriales sobre democracia, que han inspirado a algunos desertores a huir. El régimen de Kim Jong-un ha respondido con dureza, ordenando penas de prisión y muerte para quienes vean contenido extranjero. La pandemia ha reforzado la frontera, making it más difícil el contrabando de información. Estados Unidos ha suspendido fondos para medios que informan a los norcoreanos, lo que ha debilitado la guerra de la información.