
La tradición de los huevos de Pascua se remonta a culturas paganas como el Antiguo Egipto, donde se utilizaban como símbolo de fertilidad y renacimiento. En la Edad Media, en países como Alemania y Austria, se extendió la costumbre de adornarlos con detalles religiosos. El conejo de Pascua proviene de la mitología germánica, donde se consideraba un animal de abundancia y fertilidad. La primera referencia al conejo en la celebración de la Pascua data del siglo XVII.