
La conquista del Nuevo Mundo involucró el uso estratégico de animales como caballos, perros y cerdos, que desempeñaron un papel crucial en la expansión española en América. Los caballos, desconocidos por los pueblos indígenas, generaron terror y superioridad, mientras que los perros adiestrados para matar se convirtieron en armas biológicas vivientes. Los cerdos, introducidos como fuente de alimento, se multiplicaron y escaparon al control, causando daños irreversibles en los ecosistemas americanos. La conquista del Nuevo Mundo fue una operación biológica y simbólica en la que los animales desempeñaron un rol central como herramientas de violencia, transformación y control.