
En un futuro dominado por pantallas y conformismo, los libros son considerados peligrosos. La adaptación de Truffaut de la novela de Ray Bradbury, Fahrenheit 451, retrata un mundo donde la lectura está prohibida y la felicidad se impone por decreto. Los bomberos no apagan fuegos, sino que los provocan para destruir libros. La temperatura a la que arde el papel es de 232,8 ºC. El protagonista, Guy Montag, comienza a leer a escondidas y a atesorar volúmenes, lo que lo lleva a unirse a un grupo de resistencia que memoriza obras literarias para que no se pierdan en el olvido.