
La ciudad de Murcia celebra el Bando de la Huerta, una fiesta que atrae a casi medio millón de habitantes, con un botellón masivo que se convierte en un carnaval apocalíptico. La celebración se remonta al siglo XIX y ha sido reapropiada por la gente del pueblo, que se disfraza de huertanos y satiriza la actualidad política. Aunque muchos no saben qué celebran exactamente, la fiesta es una tradición importante para la ciudad, con más de 300.000 asistentes y un despliegue de seguridad y limpieza equivalente al necesario para una guerra. La ciudad amanece agotada al día siguiente, con un olor indefinible que mezcla alcohol con pólvora y aceite frito.