
El azul maya fue un pigmento utilizado por la civilización maya, creado a partir de una mezcla de índigo y palygorskita, una arcilla fibrosa mineral. Los estudios recientes en el sitio arqueológico de Calakmul, México, han revelado que este pigmento se utilizó desde el 150 d.C., mucho antes de lo que se creía. El análisis de muros, fachadas y tumbas mediante microscopía electrónica, voltametría y espectroscopía permitió detectar la presencia de azul maya en distintas fases constructivas de la ciudad. Se identificaron seis tonalidades de azul, que iban desde el azul grisáceo hasta el azul brillante, y se encontró que el pigmento se utilizó en tumbas reales y murales que representaban escenas rituales, indicando su valor como marcador de poder y sacralidad.