
Un estudiante de posgrado, Anthony Raykh, descubrió un líquido que se moldea a sí mismo en la Universidad de Massachusetts Amherst. La mezcla de aceite, agua y partículas magnéticas de níquel adopta una estructura estable con forma de urna o jarrón al agitarse. Las partículas magnéticas forman cadenas llamadas dípoles magnéticos, que se posicionan en la superficie de la mezcla y estabilizan la forma. Este descubrimiento, publicado en la revista Nature Physics, podría tener implicaciones significativas en la ciencia y la tecnología, como el desarrollo de líquidos programables o adaptativos.