
Personas con alto coeficiente intelectual como Steve Jobs, Albert Einstein y Nikola Tesla practicaban un hábito deliberado de silencio, permitiéndose no hacer nada y observar sus pensamientos sin intervenir, estimulando zonas del cerebro vinculadas con la resolución de problemas, la creatividad y el pensamiento estratégico, y pueden dedicar solo 5 minutos al silencio absoluto para reducir la ansiedad, mejorar el enfoque y fortalecer la toma de decisiones