
Un equipo internacional de científicos ha propuesto que la aparición de las células eucariotas no fue un proceso gradual, sino una transición repentina, similar a los cambios de fase que estudia la física. El estudio, publicado en la revista PNAS, analiza más de 33.000 genomas y 55 millones de proteínas en organismos de todos los dominios de la vida. La clave está en la longitud de los genes, que crecen en longitud como resultado de multiplicaciones aleatorias sucesivas. El punto crucial de este crecimiento se alcanza cuando la longitud media de los genes llega a 1.500 nucleótidos, lo que marca una transición de fase en la historia de la vida. Esto ocurrió hace unos 2.600 millones de años, coincidiendo con las estimaciones actuales del origen de las primeras células eucariotas.