
Marina Barcenilla, astrobióloga y perfumista científica, ha demostrado que el espacio no solo puede observarse, sino también olerse. Júpiter tendría un aroma ácido y penetrante, mientras que otros planetas y cometas tienen olores que van desde almendras dulces hasta pescado en descomposición. El Telescopio James Webb ha detectado dióxido de carbono en exoplanetas y compuestos que huelen a gasolina y almendras en Titán. La primera astronauta británica, Helen Sharman, recuerda el olor metálico que impregnaba su traje tras caminar en el espacio exterior. Los compuestos que flotan en Sagitario B2 pueden ser clave para entender cómo se formó la vida.