
Un estudio dirigido por Charles-Édouard Boukaré, publicado en Nature, revela que la Tierra se formó con un océano de magma en su base, rico en hierro, que se acumuló en el límite núcleo-manto. Esto desafía las teorías anteriores que asumían que la solidificación había comenzado desde las profundidades hacia arriba. El modelo propuesto por Boukaré y su equipo muestra que la solidificación comenzó en la superficie del manto, donde la temperatura bajó más rápido, y que los cristales formados en la superficie se hundieron hacia el interior, arrastrando consigo una huella química característica. El estudio también sugiere que la formación de un océano de magma basal es prácticamente inevitable en planetas rocosos con composiciones similares a la de la Tierra, lo que podría aplicarse a otros mundos como Marte o Venus.