
Hace más de una década, se descubrió un nuevo tipo de arma llamada Stuxnet, un gusano informático que sabotearon un complejo nuclear iraní sin conexión a internet, destruyendo cerca de mil centrifugadoras diseñadas para enriquecer uranio. La operación se llevó a cabo mediante la infiltración de un pendrive en una red aislada, y el malware se camuflaba y esperaba hasta encontrar los controladores industriales correctos para pasar a la acción. El ataque fue descubierto después de que el malware se propagara fuera de Irán y llegara a Occidente, y se conectó con la NSA, la CIA y el Mossad. Stuxnet fue el primer gran ataque digital con consecuencias físicas y cambió la forma en que se entienden las amenazas de seguridad.