
Los robots han avanzado en su capacidad para moverse y realizar tareas, como bailar, pero aún no están preparados para trabajar en entornos caóticos como fábricas, donde deben esquivar obstáculos y reaccionar ante situaciones inesperadas. Se necesitan sensores de profundidad, visión, sonido, planificación autónoma y comprensión del lenguaje natural para que un robot sea útil. La coordinación entre máquinas distintas es otro reto en la robótica industrial. Aunque los robots bailarines no son solo una curiosidad, demuestran avances en ingeniería del movimiento y atraen inversión al sector.