
La Comisión Europea liderada por Ursula von der Leyen busca fabricar el 20% de los chips del planeta en 2030, con una inversión de 43.000 millones de euros. Sin embargo, el Tribunal de Cuentas Europeo considera que este objetivo es inalcanzable debido a la falta de infraestructura y la intensa competencia geopolítica. La industria de los semiconductores en Europa necesita mejorar su capacidad de producción y acceso a materias primas como las tierras raras. Empresas como Intel, TSMC y Samsung están invirtiendo en plantas de fabricación en EEUU, lo que dificulta el plan de la Unión Europea.