
Ana Julia Quezada, asesina del niño Gabriel Cruz, tiene una relación sentimental con una joven catalana de 27 años. La joven llamó a un servicio de tarot y confesó que Ana Julia tenía un teléfono móvil en la cárcel y que hablaban con frecuencia a través de Telegram y Whatsapp. Ana Julia le pedía dinero y le decía que tenían que casarse para conseguir permisos carcelarios y traslado a otra prisión. La joven explicó que Ana Julia la trataba mal cuando no le daba dinero y que había grabado encuentros sexuales con un funcionario de la cárcel para chantajear a la directora. La joven identificó a dos funcionarios que habían requerido relaciones sexuales con Ana Julia y dio sus nombres de pila. Un perro especialista en detectar teléfonos móviles marcó positivo en la celda de Ana Julia, lo que indicaba que allí había habido un móvil recientemente.