
Theofilos Tzochounidis, un pensionista discapacitado de 83 años, fue desalojado de su casa en Nea Flogita, Grecia, por los nuevos dueños que la compraron en una subasta por 20.000 euros, después de que su hijo no pudiera pagar un préstamo en el que Tzochounidis había actuado como avalista. Los nuevos dueños demolieron el interior de la casa, dejándola inhabitable, y arrojaron las pertenencias de Tzochounidis a la calle. El Comité Regional del KKE condenó la acción y exigió que se permita a Tzochounidis regresar a su hogar.