
El Pentágono utilizó teorías conspirativas sobre ovnis como herramienta de distracción para proteger secretos militares, según una investigación del Wall Street Journal. Un informe de 2024 del Departamento de Defensa de EE.UU. negó la existencia de pruebas sobre vida extraterrestre o tecnología alienígena, pero reveló que hubo una estrategia deliberada para alimentar los rumores sobre los ovnis. Un coronel retirado de la Fuerza Aérea entregó fotos manipuladas de platillos voladores para evitar que se supiera que se probaban prototipos de aviones como el F-117 Nighthawk. El Pentágono generó y distribuyó documentos falsos para proteger otros programas de armas secretas, aprovechando las teorías conspirativas existentes para crear una especie de «cortina de humo» que oscureciera información sensible. El doctor Sean Kirkpatrick, quien dirigió la oficina de Anomalías en Múltiples Dominios (AARO), descubrió que cientos de personas dentro del ejército firmaron acuerdos de confidencialidad y estaban convencidos de que lo que veían o escuchaban era real.