
China controla el 70% de la producción de tierras raras y el 90% del procesado de las mismas, lo que le da una gran ventaja en la industria tecnológica, automotriz y energética. La clave del éxito de China no es solo el acceso a las tierras raras, sino la capacidad para refinarlas y producir imanes de alto rendimiento. El país cuenta con 39 programas universitarios para formar a estudiantes en la industria química especializada en tierras raras. La industria depende del refinado chino de tierras raras para fabricar imanes de alto rendimiento, y el resto del mundo no está preparado para refinar tierras raras. Países como Noruega y Suecia están encontrando nuevos yacimientos, pero el refinado es el principal cuello de botella para el uso de tierras raras en la industria.