
El Vaticano tiene una estructura económica compleja, financiada por donaciones, turismo religioso y ventas de monedas y sellos. El Papa no tiene un salario asignado, pero los cardenales reciben entre 4.000 y 5.000 euros al mes, además de beneficios como viviendas a precios bajos y atención médica gratuita. Otros empleados del Vaticano, como sacerdotes y obispos, reciben entre 1.500 y 2.500 euros al mes, mientras que los empleados laicos pueden ganar entre 1.300 y 3.000 euros. En 2021 y 2024, el Papa Francisco redujo un 10% los salarios dentro del Vaticano para mantener la estabilidad económica.