
El anillo del Pescador, símbolo del poder papal, se destruye o graba después de la muerte del papa para evitar su uso fraudulento. Desde el siglo XIII, este anillo ha sido utilizado como sello oficial para autenticar documentos papales. El camarlengo, en este caso el cardenal Kevin Joseph Farrell, es el encargado de destruir el anillo en presencia del Colegio Cardenalicio. El anillo de Francisco, elaborado en plata dorada, refleja su visión de una Iglesia más austera y cercana a los pobres. La destrucción del anillo marca el final de un papado y el inicio de una nueva etapa para la Iglesia.