
Las plantas requieren cuidados constantes, especialmente en verano, para evitar que se marchiten. La calidad del suelo, el drenaje, la exposición solar y el riego son fundamentales. El sustrato debe ser óptimo para cada especie, y el drenaje es esencial para evitar que el agua se acumule. La exposición solar directa puede dañar las plantas, y el riego debe ser adecuado para evitar que se ahoguen. Un control de plagas también es necesario para prevenir hongos y bacterias.