
El cónclave de Viterbo, que comenzó en 1268 y duró más de mil días, fue la elección papal más larga de la historia. Los cardenales estaban divididos entre dos bloques, los pro angevinos y los que querían un papado menos entregado a los intereses franceses. Después de años de disputas, los cardenales decidieron delegar la elección a una comisión de seis miembros, que eligió a Teobaldo Visconti como Gregorio X. El nuevo Papa impulsó reformas para evitar que se repitiera la crisis, institucionalizando el cónclave tal como se conoce hoy. La elección de 1271 marcó el límite de lo que una ciudad medieval estaba dispuesta a tolerar cuando la espiritualidad no daba respuestas.