
La historiografía tradicional ha subrepresentado a las mujeres de la élite en el antiguo Egipto, especialmente a las reinas y faraonas. La figura de Hatshepsut, que gobernó durante 22 años, es un ejemplo de esta omisión. La divulgación y la cultura popular han mostrado un interés selectivo hacia ciertas reinas egipcias, como Nefertiti, mientras que otras líderes relevantes han sido prácticamente olvidadas. La aplicación de una perspectiva de género crítica es esencial para reevaluar estas narrativas y reconocer plenamente las contribuciones de las mujeres en la historia egipcia. Descubrimientos recientes como la tumba de Teti Sheri y el busto de mármol de Taposiris Magna que podría representar a Cleopatra prueban que una historia sin mujeres es una historia incompleta.