
Durante la Segunda Guerra Mundial, se utilizaron cientos de miles de palomas en misiones militares, logrando un margen de éxito del 95% en la entrega de mensajes. Las palomas podían volar a 80 km/h y realizar vuelos de más de 12 horas. Cher Ami, una paloma del ejército estadounidense, salvó a casi 200 soldados del Batallón perdido. Winkie, otra paloma, contribuyó a rescatar a una tripulación británica cuya aeronave cayó en el Mar del Norte. En total, 32 palomas recibieron la Dickin Medal por su heroísmo.