
El apagón del 28 de abril afectó a las telecomunicaciones en España, causando interrupciones significativas en las conexiones de telefonía móvil, internet fijo y servicios bancarios. Las empresas de telecomunicaciones detectaron fallos en sus software y no encuentran la solución. El tráfico de Internet se desplomó un 60% en el momento del apagón y llegó a un 80% en las cinco horas siguientes. Las operadoras con generadores y baterías de respaldo pudieron mantener la conectividad durante más tiempo. Los fallos se concentran en Madrid, Barcelona, Pontevedra e Islas Canarias, y se están intentando solventar por las noches.