
En 1997, Ferdinand Piëch, director del grupo Volkswagen, concibió la idea de un motor con 18 cilindros en un tren bala japonés a 320 km/h. El proyecto se convirtió en el Bugatti Veyron, con un motor W16 8.0 que generaba 1.001 CV y alcanzaba 401 km/h. Después de varios años de desarrollo, el coche se lanzó en 2005, rompiendo la barrera de los 400 km/h y estableciendo un récord de velocidad. El Bugatti Veyron fue el primer coche en superar los 1.000 CV y los 400 km/h de velocidad punta.