
La gratitud, según la Universidad de Harvard, tiene un fuerte impacto positivo en el bienestar psicológico. La doctora en psicología Amy E. Keller afirma que sentir gratitud activa neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y la oxitocina, relacionados con el placer, el estado de ánimo y la confianza. Robert Emmons, experto científico en gratitud, identifica dos componentes clave: la afirmación de bondad y el reconocimiento de que esta bondad está fuera de nosotros mismos. Las personas agradecidas suelen ser generosas, conscientes, resilientes y compasivas. La generosidad se relaciona con la empatía y la compasión. Suelen ser personas que prestan atención a quién les rodea y ven lo bueno que aportan. Valoran las acciones de los demás y son más amables y comprensivas consigo mismas. No buscan una ganancia y dan las gracias de manera espontánea y genuina.