
Pedro Sánchez ha ido perfilando una Confederación de Estados plurinacionales como meta volante de una España, primero, y trampolín después para perpetuarse en el poder. Ha impuesto un relato alternativo a los hechos, borrar los perfiles de la realidad objetiva para imponer su visión de la realidad a conveniencia. Ha desdicho en promesas como no pactar con Bildu o no conciliar con el populismo, pero ha diseñado el control de las instituciones, empezando por el CIS de Tezanos, o la presidencia del TC con Cándido Conde-Pumpido. Su objetivo es otorgar la amnistía para asegurarse el poder, con la mentira de que es por el bien general y para devolver la convivencia a Cataluña.