
José Luis Ábalos se dio cuenta de que el enchufe de su prostituta, Jéssica, en un cargo público con un piso pagado por la trama y aparición en numerosos viajes oficiales se había convertido en una bomba de relojería. Ábalos remitió a Koldo García Izaguirre una serie de mensajes de un abogado, incluyendo la frase 'En esta mierda me has metido con el puto piso'. Jéssica no trabajaba, pero rebañó hasta la tarjeta de comidas de los funcionarios, con un saldo acumulado. La UCO documentó que Jéssica no acudió a su puesto de trabajo, pero reclamó la tarjeta de comidas. La empresa solicitante de los servicios de Jéssica justificó 3.600 horas de trabajo de la misma persona que asegura que no sabe ni dónde estaba el trabajo.