
La guerra en Ucrania ha visto un aumento en el uso de drones guiados por cable de fibra óptica, que son inmunes a interferencias electrónicas y pueden operar en entornos cerrados. Rusia ha tomado la delantera en la implementación de esta tecnología, mientras que Ucrania intenta acelerar su producción. Los soldados ucranianos han comenzado a llevar tijeras para cortar los cables, ya que los drones pueden adentrarse en edificios y perseguir objetivos humanos. La fatiga, la humedad y la muerte constante han redefinido el combate, y Ucrania sufre la escasez de munición y personal cualificado. Los drones de fibra óptica tienen un índice de éxito del 50% en alcanzar y golpear sus objetivos, y Rusia opera modelos de hasta 30 kilómetros de alcance.