
La masacre de Tiananmen, ocurrida el 4 de junio de 1989, sigue siendo un tema tabú en China. Las protestas, que comenzaron en abril de ese año, exigían reformas democráticas y mayor libertad. La represión militar ordenada por el gobierno resultó en un número desconocido de muertos, estimado entre cientos y miles. Actualmente, la censura china utiliza la inteligencia artificial (IA) para silenciar cualquier mención a los hechos. Las plataformas digitales, como Douyin y Weibo, siguen un protocolo minucioso para detectar y eliminar contenido relacionado con la masacre. Los censores trabajan bajo supervisión directa de la Administración del Ciberespacio de China y deben pasar exámenes frecuentes. El chatbot chino DeepSeek se niega a responder preguntas sobre los hechos de 1989. Cada año, la semana del 4 de junio coincide con una etapa de supuestos mantenimientos técnicos en muchas plataformas, lo que implica un refuerzo extremo del control. Más de 230 páginas de instrucciones para las redes sociales chinas detallan cómo operar para impedir cualquier difusión de contenido relacionado con la represión.