
El autor relaciona el apagón eléctrico y telefónico con la Revolución sanchista, criticando la gestión del gobierno de Pedro Sánchez y su ideología socialista y comunista. Señala que las revoluciones de este tipo suelen caracterizarse por la liberación de servicios fundamentales, como la electricidad, y que el apagón podría ser un primer paso en este sentido. El autor también critica la incompetencia de los cargos públicos, como Patxi López, y la corrupción en el gobierno. Se menciona que el objetivo final de estas revoluciones es llevar a un futuro igualitario, pero que este futuro suele estar lejos. El autor no confía en la capacidad de la UE para frenar la Revolución sanchista y ve el apagón como un presagio de lo que puede venir.