
La Unión Europea busca sacar de la circulación a millones de coches diésel que no cuentan con filtros de partículas, considerándolos responsables de las elevadas cifras de siniestrabilidad en las carreteras. Los coches con más de 10 años de antigüedad y sin filtros de partículas serán objetivo de esta medida. El costo de reemplazar el filtro de partículas puede alcanzar los 3.000 euros, lo que ha llevado a muchos propietarios a eliminarlos. La UE busca evitar que estos coches escapen al control y está considerando medidas para obligar a los propietarios a montar el filtro de partículas o a desechar los vehículos.