
Pedro Sánchez y el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, están en el punto de mira después de que García Ortiz fuera procesado por un presunto delito de revelación de secretos. Sánchez ha defendido a García Ortiz durante meses, pero ahora su credibilidad está en jaque. El auto de procesamiento señala a la Presidencia del Gobierno como origen de las órdenes para que García Ortiz contrarrestara las declaraciones del novio de Isabel Díaz Ayuso sobre un supuesto pacto con la Fiscalía en su caso de presunto fraude fiscal. Sánchez carece de autoridad moral para liderar y su insistencia en mantenerse en el poder es un insulto a la democracia. Tanto él como García Ortiz deben dimitir de inmediato.