
Apple creyó que estaba conquistando China, pero en realidad China la conquistó a ella. El libro 'Apple in China: The Capture of the World's Greatest Company' de Patrick McGee revela que Apple se entregó por completo a China, invirtiendo 7.300 millones de dólares en equipamiento propio dentro de fábricas ajenas y formando a 28 millones de trabajadores chinos. Sin embargo, Apple no entendió en qué terreno erigía su catedral, sin un solo alto ejecutivo residiendo permanentemente en China, sin estrategia diplomática y sin plan de contingencia. China aplicó capitalismo de Estado de forma estratégica, consiguiendo transferencia tecnológica y know-how que luego poder explotar. Apple se adaptó a las restricciones de contenido, almacenamiento obligatorio de datos en servidores locales gestionados por empresas vinculadas al gobierno y bloqueo de apps. El libro destaca que Apple invirtió 55.000 millones anuales solo en China, más que el mayor esfuerzo industrial del Estado norteamericano, que es de 52.000 millones de dólares repartidos en cuatro años.