
El asfalto se inventó a principios del siglo XX debido a la necesidad de mejorar las carreteras europeas, que eran un infierno de polvo. John Loudon McAdam desarrolló el método de macadán, que consistía en elevar las carreteras y darles inclinación para que el agua se almacenara en los costados. Sin embargo, el macadán tenía el problema del polvo que se levantaba constantemente. Edgar Purnell Hooley patentó en 1902 el proceso de calentar alquitrán, mezclarlo con arena, piedra triturada y otros elementos, y compactarlo, creando el tarmacadam. La primera carretera asfaltada del mundo fue la Radcliffe Road de Nottingham. El alquitrán se sustituyó posteriormente por derivados del petróleo debido a sus efectos adversos sobre la salud.