
El yo-yo tiene su origen en la antigua Grecia, con evidencias de su uso en una vasija del año 44 a.C. También se utilizaba en Filipinas como arma de caza en el siglo XVI. En el siglo XX, Pedro Flores creó una empresa que popularizó el yo-yo en California en 1928, con un diseño que permitía que la cuerda rodeara el eje y girara en el aire. El empresario filipino promocionaba su invento a través de torneos que organizaba, lo que llevó a Donald F. Duncan a comprar los derechos del diseño y expandir el negocio por todo Estados Unidos.