
El autor reflexiona sobre la cultura de la opinión en España, especialmente en las tertulias radiofónicas. Tras vivir 20 años en Estados Unidos, observa que los españoles tienen una fuerte inclinación a opinar sobre todo, incluidos temas complejos como la política estadounidense. El autor critica que muchos tertulianos se presentan como expertos en todo sin profundizar realmente en los temas. También señala que la radio española depende mucho de las tertulias, que son contenido de bajo costo, y que a menudo las opiniones no se etiquetan claramente como tales. El autor valora el periodismo tradicional y sugiere que la crisis de confianza en el periodismo no se resuelve con más opinión.