
En el mundo romano tardío, las villas rurales incorporaban dispositivos hidráulicos como fuentes, estanques y sistemas de baños para refrescar los ambientes, crear espacios para la experiencia sensorial y mostrar poder. La distribución regional y temporal de estas villas se produjo en regiones como Hispania, Aquitania e Italia meridional durante el siglo IV d.C. La Villa de Desenzano y la Villa dei Quintili son ejemplos paradigmáticos de la integración del agua en la arquitectura doméstica romana. El agua también tenía un papel activo en la creación de microclimas y en la experiencia sensorial de los banquetes.